El Oscar, esa emblemática estatuilla hollywoodense cumplió los 88 años, y sigue manteniendo el magnetismo mundial hacia los premios de la Academia.

Ha tenido momentos memorables y otros, olvidables. Tiempo atrás la ceremonia era un verdadero show musical, con un despliegue asombroso sobre el escenario. Ello quedó ya en el olvido, y desde hace varios años se ha transformado en apenas un repertorio de ganadores y perdedores, y un presentador que busca ser gracioso.

 

El de este año fue el lamentable actor Chris Rock, con una filmografía pésima  (al lado de otro mediocre Eddie Murphy), quien se aprovechó de la ausencia de negros en las nominaciones, con un discurso elitista, donde se olvidó de otras minorías tan importantes, que alguno de los ganadores señaló para que no quedaran perdidas. Se hizo el sonso al evitar nombrar a minorías sexuales, asiáticos, latinos, discapacitados, musulmanes, gordos, altos, bajos, y un largo etcétera, a los que Hollywood casi siempre puso como los malos o tontos de las películas.

Los premios fueron en su mayoría, correctos y compartibles. Y hubo, por suerte, algunas sorpresas.

Cuando le dieron el premio a Alejandro G. Iñárritu, por El Renacido, me di cuenta que la película ganadora iba a ser otra. Es una regla de Hollywood. Y esta fue En primera plana (Spotlight), un periodístico valioso que remarca incómodamente el abuso de los curas pedófilos en Estados Unidos, pero que (lo remarcaron sus responsables al aceptar la estatuilla) es válido para el resto del mundo. Incluso hubo un llamado explícito al Vaticano.

 

La justicia que se hizo a Leonardo de Caprio era inevitable. Si eso no ocurría, creo que había un escrache mundial a Hollywood, dada la excitación que provocó en los espectadores, dicho reconocimiento. Hay que aceptar que es un premio muy justo para un excelente actor, pero que además hace el papel de su vida, castigado por meses por González Iñarritu que le obligó a pasar por mil pruebas de supervivencia.

 Entre las sorpresas estuvo el Oscar a Brie Larson, por La habitación. Esta sueca desbancó a la gran favorita Cate Blanchett por Carol. Room es una muy buena película, claustrofóbica por la historia que cuenta y que tiene mucho que ver con En primera plana, por tratarse de un abuso continuado, que nos recuerda las historias austríacas de gente esclavizada en sótanos, por años.

En actor de reparto sí que estaba difícil. Perdió por lejos Sylvester Stalone (En vivo es ya una momia por todos los implantes y arreglos hechos en la cara) Mi favorito era Christian Bale (La gran apuesta), en tanto también lo merecía Tom Hardy (El renacido), pero bueno, Mark Rylance está muy bien en Puente de espías.

Alicia Vikander fue una acertada decisión por La chica danesa, aunque el resto sacaba chispas.

En cuanto a películas animadas, Intensa-mente se llevó correctamente el galardón, si bien no es una película entretenida para niños, sino que es más disfrutable por los adultos, por la temática.

Dentro de las películas de idioma no inglés, triunfó Hijo de Saúl, intenso filme húngaro, con el tema que más le gusta a Hollywood, el holocausto judío. Quedaron atrás valiosos ejemplos de otras filmografías mundiales.

Mad Max Furia en el camino fue, en cantidad, la gran ganadora aunque los rubros técnicos (merecidamente) fueron los remarcados por los jurados. Es realmente espectacular, aunque el guión es muy pobre y no apunta más que repetir la fórmula ya gastada del cine de acción. Perseguido y perseguidores, estos muy sádicos, muy malos, frente a las masas oprimidas que serán liberadas por un héroe que se niega a serlo.

El gran golpe fue dado por La historia de un oso que derrotó merecidamente, nada menos que a productos de Pixar, entre otros.

El golpe de estado en Chile retratado con dolor y ternura por las víctimas fue el premio de Hollywood a una industria audiovisual chilena que crece enormemente.

Una última. Los documentales. Como lo dijo quien presentó los cortos de esa categoría, sus autores no son millonarios (como los que estaban en la platea, señaló) y es el único (o casi) momento en que pueden mostrar al mundo sus productos. Ahí, en esa categoría reside lo mejor de los Oscar. Es mi opinión.

 

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