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Categoría: CRÍTICAS Y NOTAS DE CINE

PUNTOS EN CONTRA

Primero que nada, vale decir que no es fácil pelear con el recuerdo de su antecesora.

La primera Blade Runner marcó un antes y un después. Y se transformó con todo mérito en un clásico.

Esta segunda parte debe luchar con ello. Y claro, pierde. Por poco, pero pierde.

 

 

¿Por qué? Porque más allá de lo que uno recuerda de la primera, esta tiene varios puntos en contra. El protagonista (o el personaje, vaya uno a saber) carece del carisma de Harrison Ford, quien tiene ese rostro dueño de un imán tremendo, en esa actitud que uno no sabe muy bien si está riéndose irónicamente, si siente dolor, si...

Ryan Gosling siempre tiene la misma expresión y no le llega a los tobillos a gran Ford.

En cuanto al personaje más flojo (intepretado por Jared Leto) este es el  fabricante de los robots, algo que parece salido de algún villano que se enfrenta a James Bond. Uno no se cree nada de lo que hace y dice, cercano a un individuo alucinado de quien se cree un dios.

Otro punto negativo, la imagen oscura de esta película, casi tirando hacia los grises. Y también es oscura en cuanto al relato, que muestra como tantas otras de ciencia ficción un futuro caótico y casi sin redención.

Finalmente, en mi opinión, algo que resta muchísimo al producto es la falta de Vangelis en la banda de sonido. Lo hecho por Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch si bien suena espectacular, no tiene la magia, el encanto del compositor griego.

 

PUNTOS A FAVOR

Lo positivo es que a pesar de la duración (excesiva) y la paleta de grises sostiene el interés del espectador. Debo reconocer que me atrapó y no renegué de las dos horas y media que dura.

Hay puntos a favor. La relación del protagonista con su compañera virtual (La cubana Ana de armas) está excelentemente resuelta. Es lo más tierno de este filme. El encuentro sexual entre ambos y Luv (Silvia Hoers) es una maravilla.

Si bien acá hay buenos y malos, muy definidos, trata y lo logra en casi todo el metraje en no profundizar mucho en bondades y maldades de ambos bandos.

La escenografía es magnífica. Beneficiada con una fotografía deslumbrante a cargo del canadiense Roger Deakins.

 

 

Blade Runner se puede dividir en tres partes. La primera es la presentación de la época y los personajes y a mi entender, es la mejor resuelta.

Luego se empantana un poco cuando se desarrolla la acción, para finalmente recuperar el ritmo en los últimos treinta minutos, donde Harrison Ford imprime de humanidad un relato demasiado frío.

Como en toda película norteamericana hay situaciones a las que se llega quién sabe porqué, dado que no se dan explicaciones, pero bueno, eso es apenas un detalle reiterado en lo que viene de Hollywood.

También lo norteamericano está en las causalidades.  Toda la trama ronda a partir de una casualidad, el descubrimiento de un baúl con restos de un replicante que estuvo embarazada, algo insólito y que el gobierno intenta mantener en silencio, para no romper el débil equilibro de Poder. Y dicha casualidad está en que ese policía es quien descubre ese dato, algo que lo involucra personalmente.

Otro mérito está en que si bien es una continuación de la primera Blade Runner, puede ser vista sin ningún problema, aunque se desconozca lo que ocurría en la primera.

Un dato gracioso está en que, evidentemente los guionistas jugaron con los dos finales de la anterior. Recuerden que el director Ridley Scott (Aquí está como productor ejecutivo) logró, luego de luchar contra la empresa productora, hacer una versión propia donde incluso se cambiaba lo que ocurría con el personaje del policía y la hermosa replicante. 

Son interesantes los giros que va dando el argumento. El Blade Runner  que también es quizás un replicante, comienza a dudar de su nacimiento, se da a entender que puede ser un humano y luego, sobre el final se produce la verdad, que es mejor no contar.

Y para rematar, como ocurre con estas superproducciones, las señales al final marcan la puerta abierta para una tercera Blade Runner, ya que hay un grupo de replicantes que aparecen como deseosos de luchar por sus derechos… Y Harrison Ford, perdón, Rick Deckard en la última escena, que se corta abruptamente, conoce a alguien extremadamente importante para la trama del filme.

Vale la pena verla si uno gusta del buen cine de ciencia ficción.