Los noventa años de la estatuilla parece que pesan, que la ancianidad llegó a esta ceremonia anual de los premios Oscar.
Claro, el mundo cambió. Ahora esta premiación tiene demasiados competidores que previamente ya anticipan a los casi seguros ganadores.
Dentro y fuera de Estados Unidos hay abundantes ceremonias con los mismos contendientes.
Pero además, internet nos permite ver las películas nominadas incluso antes de que se estrenen en las salas cinematográficas. O sea que ya podemos sacar previamente nuestras propias conjeturas, sumadas a todas las que aparecen en los distintos medios de comunicación.
Entonces, las apuestas (más allá de alguna rareza) son, en lo previo, casi confirmadas hacia los posibles candidatos.
Todo eso conspira contra una ceremonia que no trajo nada chispeante, llamativo, disfrutable. No hubo humor, no hubo rebeldía, no hubo protesta contra Trump, no hubo…
Todo fue anodino, serio, aburrido.
Lo más curioso estuvo en un fragmento de un homenaje (traído de los pelos) a los soldados norteamericanos que están diseminados en el mundo. Algo que incluso fue aplaudido sin ganas entre el público asistente.
Así, con un presentador Kimmel casi desaparecido de la escena, esta fue una repetición sin vuelo de premios, con el agravante que casi todos ya sabíamos cuáles iban a ser.
Y algo bochornoso y mal manejado. La ida en patota de varios famosos, a darles la sorpresa (¿?) a un grupo de espectadores que estaba en una sala aledaña a la principal (¿?) viendo la ceremonia. Llegaron a ese cine, y les tiraron caramelos y confites, con total desprolijidad, repitiendo (en sentido inverso) algo que se había dado el año pasado.
Que haya ganado Guillermo del Toro como mejor director, y su película La forma del agua como mejor filme me pone absolutamente en la vereda de enfrente de la Academia.
Si gustan, pueden leer mi crítica hacia ella donde expreso porqué me parece un producto pésimo.
Y no hay mucho más que decir. Internet ya lo publicó todo, sería repetir una vez más lo que en todos los portales surge como comentario de estos Oscar avejentados.
¡CALLATE DOPICO!
¡CALLATE VICTORIA!
La retransmisión uruguaya adoleció de lo de siempre. Una pareja que habla encima de las escenas, donde se podría, si estos se callaran, escuchar a los protagonistas, diciendo los uruguayos tonterías al mejor estilo del tío que frente al televisor no para de hablar y no nos deja concentrar en lo más importante que es lo que ocurre allá, en Hollywood.
Pero además, Dopico, como si fuera un nuevo Julio Cesar Gard, nos cuenta datos que ahora se consiguen en cualquier lado, que en 1940 tal cosa, que me parece que gana, que estuvo nominada a (y viene una lista), que…
En tanto, Victoria Rodríguez y otra traductora no embocaban a eso, justamente, traducirnos lo que decían en el escenario los protagonistas, y eso que el guión llega a los estudios del canal con anticipación…
La transmisión de los Oscar debe hacerse al estilo de TNT, donde se respeta al máximo lo que ocurre en el teatro, apenas traduciendo simultáneamente y callando durante todo lo demás.
Para algo los guionistas de la ceremonia preparan los segmentos donde es importante no solo ver sino escuchar a los actores en distintas escenas de diversas películas.
En resumen, volviendo a lo importante, ganaron todos los sabidos, menos, menos, menos Tres carteles, excelente película a la que le arrebataron el premio para dársela a una mediocre Forma del Agua, y un copión como es Guillermo del Toro.
Otro hecho insólito fue la nominación en varias categorías de Huye, un filme absolutamente menor, previsible y hasta por momentos tonto.
Como verán, no me gustó nada… En fin…
Ah, ganó La mujer fantástica. Sí, lo merecía. Es una película sensible que retrata varias injusticias.
Y en la era Trump, México se hizo fuerte con Coco, Del Toro y comentarios aludiendo a los Soñadores, esos que el Presidente de Estados Unidos quiere echar. Ese fue apenas el gesto hacia los Republicanos…
Por último, decir que Uruguay estuvo representado por el guitarrista, en la interpretación de Gael del tema central de Coco.
Buenas noches, me voy a dormir.