Hay películas que están destinadas a la glorificación de un actor. Esta es una de ellas. Difícilmente podría sostenerse si no es por la presencia exuberante de Meryl Streep, enfundada en una cantante de rock por las noches, y una cajera de supermercado por los días.

 

 

Psic. Andrés Caro Berta

Miembro de la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay / Fipresci

www.andrescaroberta.com

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La historia comienza bien, con los covers que interpreta la banda en un boliche muy modesto desde hace ocho años. Allí aparece la Streep interpretando clásicos con tal grado de autenticidad que lleva al espectador a sentirse ante una verdadera estrella de rock.

 

EL CONFLICTO

 

Luego, casi de inmediato aparece el conflicto que mueve a la película. Su hija está deprimida porque su esposo la abandonó. Ella vive lejos de esta madre abandónica y tan particular. El ex esposo de Ricki tiene la idea de invitar a esta mujer a la casa por unos días, para ver si puede levantarle el ánimo a la hija. 

Lo que sigue es una comedia que repite una vez más (y van…) los desencuentros entre dos mundos, algo que el cine norteamericano insiste una y otra vez, como mecanismo adecuado y fácil para todo tipo de películas.

 

Ricki, sin dinero, con sus tatuajes y posturas se choca en el viaje para ver a esa muchacha frustrada, con la vida muy distinta de su ex, un multimillonario, casado con alguien con quien se lleva muy bien, y dueño de una mansión que impacta a la cajera del super y cantante de rock.

Ricki tiene dos hijos más que no han visto a su madre por años. Eso también provoca rispideces varias. Uno está por casarse pero no la quiere invitar a la boda, el otro es gay y tampoco quiere vincularse con la rockera.

 

FINALMENTE, COMEDIA LIVIANA Y OBVIA

 

Movida la película con un tono amilbarado, evitando o limando posibles dramas profundos, se mueve como una comedia liviana donde todo se va dando de la forma esperada. 

Quizás la resolución del filme es la peor por obvia. Y así, estropea un producto que sin ser dramático, culmina como tantas producciones norteamericanas, con un absurdo final feliz. Y se asemeja demasiado a las tontas producciones adolescentes universitarias, donde hay un gran baile de fin de año en el final, donde la euforia es la que triunfa, sin mayores explicaciones y errores en el guión, muy claros.

 

LOS INTÉRPRETES

 

Meryl Streep está estupenda. La transformación de esta mujer es siempre asombrosa. Pasa de un personaje a otro con una habilidad y sencillez que asombra. Y acá se destapa como una gran cantante de rock, como había insinuado en Mamma mía! 

 

La banda que la acompaña, músicos de verdad, es absolutamente real y da gusto verlos y escucharles.

Su compañero de canto y de la vida (en la ficción), interpretado por el australiano Rick Springfield guarda una gran dignidad. Si bien el rol es pequeño y opacado por la desbordante Streep, logra una ternura muy interesante.

 

Kevin Klane se sobra en su rol de ex marido de Rikki. Lo interpreta sin poner un gramo más de esfuerzo, pero Klane es siempre un estupendo actor.

 

Mamie Gummer, hija en la vida real de Streep hace un buen papel como esa hija enojada y rebelde. También se opaca ante la presencia de su madre real y ficticia. 

 

Audra McDonald Ann en el rol de actual esposa de Klane pone su rostro hermoso y la serenidad de su voz para marcar en apenas dos escenas, la importancia de su personaje en la historia

 

LA BANDA QUE LA ACOMPAÑA

 

Lo único que compite en Meryl Streep es la banda de sonido. Excelentes covers de temas roqueros, algunos clásicos pero todos valiosos estupendamente tocados por esa banda integrada por el baterista Joe Vitale, veterano músico de rock; George Bernard “Bernie” Worrell, Jr. toda una institución dentro de la música (por ejemplo estuvo en Talking Heads) y Rick “Rick Bass Player” Rosas que lamentablemente murió el año pasado, y al que está dirigida la película

 

Rick fue un reconocido músico de estudio, con una carrera extensa acompañando a diversos intérpretes como Etta James, Ron Wood, Neil Young y una lista inmensa.

 

Finalmente, la dirección de Jonathan Demme es correcta y no mucho más.

 

Si quiere disfrutar con la actuación de Meryl Streep en su rol de roquera, no se la pierda. El resto de la película es demasiado convencional y obvia.

 

 

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