¿Las mujeres son como las moscas? ¿O los hombres?
Monólogo breve para actor sobre la temática...
Autor: Andrés Caro Berta
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(El hombre, de mediana edad, está en el cuarto de baño. Las paredes son de baldosas.
Él se encuentra frente al público, como si en esa pared se mirara al espejo).
-Él - (Frente al espejo) Si quito la mosca del cuello, posiblemente me quede con una roncha y un hueco. Un hueco y excremento. ¡Pensar cuántas moscas han depositado sobre mí sus mierdas...! ¡Cuántos años como cuarto de baño...! En fin, (la mira fijamente) te voy a tener que expulsar... Te apoyaste en mí, ya sé que soy el único a elegir, acá solos en esta habitación pero... me elegiste... Me elegiste entre tantos, podías ir allá afuera que hay muchos más... Pero viniste hasta mí... ¿Para quedarte? Dijiste: “A éste” o algo por el estilo... Quizás pensaste: “Mmmm, qué rico lo que tiene para darme”. (Va a cambiar de posición pero se contiene) Si me muevo, se va... Sabemos cómo son las moscas de sensibles... No puedo dejar de respirar, (lo intenta) me hace cosquillas... (Como en un susurro cómplice) Me hacés cosquillas... Me estás quitando la atención de cosas importantes, por ejemplo mi barba... (Se mira) ¡Qué larga que está! Me tengo que afeitar, hoy me tengo que afeitar... (La mira) Te estoy viendo, eh... Sí, a través del espejo... Si no estuviera frente al espejo, quizás ni me hubiera dado cuenta que estabas sobre mí... Mmm, ¡qué negra que es! ¿Serás africana? No, no me puedo reír... Se iría... ¡Africana!, ja, buen chiste... Siento su zumbido... Zzzzzzzzzzz, ¿serán sus alas? Sí, dicen que sí... Salta milímetros, pero para ella deben ser metros... busca comida, expulsa lo que no le sirve, se pasa limpiando... ¡Mirá que sos limpita, eh?... Capaz que habla pero no le entiendo... Quizás ese Zzzzzzzz quiere decir algo... Cambia de posición... Vuela bajo, vuelve al lugar... Va, viene... ¿Qué pasa si le pego? No, me voy a lastimar... Además ellas captan el brazo que llega... El viento les anuncia... ¡Mierda! ¡Se abrió la puerta de calle! (La sigue con la mirada) ¡Se escapa de mí! ¿Dónde está? (Camina por la habitación, buscándola) Ah, allá, en el techo... Me debe estar mirando... ¿Me estás mirando? Capaz está asustada... O se burla de mí... ¿Yo significaré algo para ella? ¿O soy como las vacas para nosotros? ¿Y si pongo azúcar en mi cuello? ¿Quién vino? (grita, pero no le quita la mirada a la mosca) ¡¿Quién es?! Debe ser Sofía... ¿Quién otra va a ser? Nunca me hace caso cuando le pido que antes de entrar, toque timbre. Son todas iguales. Quizás si me estiro, por el espejo puedo ver quién es... (Lo intenta) No, mejor no... No quiero moverme mucho porque la mosca se va... ¿Tendrá nombre? Le puedo poner yo... Pero, ¿cómo sé que siempre es la misma...? Dicen que viven poco tiempo... ¿A dónde van cuando mueren? (Se distrae) ¿Dónde está? No la veo... (La busca ansiosamente) ¡Está allá! No, no, no está... ¿Dónde se fue? Cuando agarre a Sofía le voy a decir que no entre como si fuera su casa... (La busca) ¿Mosca? Amiga, amiga, mierda... amiguita, ¿dónde estás? Se fue, sí, se fue, por esta estúpida que... (Busca por todos lados) Quien sea que entró no viene más hasta mi casa así porque sí, sin mi permiso… Bueno, yo le permití a Sofía… Le di la llave… ¿Qué más necesita para entrar? ¿Pero si no es Sofía? ... ¿Quién puede ser? (Grita) ¡¿Sofía, sos vos?! (Va hasta el espejo y se mira) Me siento solo... No, mejor dicho, estoy solo... Claro, me tengo a mí... A mí, en el espejo... Pero, ¿ese soy yo? No me reconozco... (Observa su rostro) ¡¿Y ese grano?! ¡Tengo un grano que antes no tenía...! Calma, calma... ¿Y la mosca? (Mira en el espejo) ¿No estará en mi cuello? No, está vacío... Ni su excremento... ¿Para qué sirven las moscas? Hay que matarlas a todas, ¡¿para qué sirven?! Para molestar, para ensuciar, para trasmitir enfermedades... (Insiste en buscarla en el espejo) Mosca, ¿dónde estás? Todas son iguales. Me abandonó. Se fue con otro... La verdad es que ya no te necesito... Hay miles de moscas... Si viene no le voy a dar corte. No te necesito... ¿Escuchaste? NO -TE -NE -CE -SI -TO... ¿Mire si voy a necesitar alguien que me ensucie con sus desperdicios? (Camina por la habitación, reflexionando) Es como si yo hiciera caca en el cuello de un gigante. Para mí es mucho, para él, nada... Una caquita... Quizás con una lupa pueda ver lo que yo... ¡Eso, una lupa! No, no tengo... ¿La habrá enterrado en mi piel o se habrá caído con el viento? Las mujeres son como las moscas. Te cagan y se van. Como esa que no termina de entrar... (Se acerca a la puerta) Sofía, ¿sos vos? (Queda estático mirando el techo en al otra punta del cuarto) ¡Allí está la mosca! ¡La vi, te vi!. (Se le acerca lentamente) Vení, vení, no te voy a hacer nada. Sé que otros las matan, pero no lo pienso hacer... ¿Sí? ¿Venís? (Queda debajo de ella) Todavía no me bañé, tengo bastante mugre para ti... Eso sí, te voy a dar unos minutos. No puedo esperar toda la vida. Si no venís... (Haciéndose el distraído) ¿Dónde está el diario? Ahí, bien, despacito, para que no se entere... Está todo bien, amiga, está todo bien... (Toma el diario) Ya está, ahora lentamente lo voy doblando... Así... ¿No venís? Ah, ¿no venís? Vas a ver... No te muevas, no te muevas... ¡Así! (tira con fuerza un golpe con el diario hacia donde está la mosca) ¡Mosca de mierda! ¡Bajá! Dale, bajá... ¡Ah, te hice salir de tu escondite, eh! ¡Estás más cerca! ¡Te voy a agarrar de las alas y te voy a poner en mi cuello...! Esperá que te agarre. (¡Zas, zas!) (más golpes con el diario) ¡Te voy a atontar...! ¡Te voy a arrancar las alas para que no puedas volar...! (Reflexiona para él) Pero puede caminar... ¿Si le saco las patas para que no pueda caminar...? Pero se va a poner fastidiosa, y no voy a poder sacármela de encima... No. (Siente que cae en su cuello. Instintivamente descarga el diario sobre su cuerpo) ¡Tomá, tomá! (Mira en el espejo donde pegó) ¡Ah, qué asco todo lo que tenía adentro! Debe haber entrado a mi piel (Se limpia compulsivamente) ¡Una cosa es caca de vivo, y otra, mierda de muerto! (Sigue mirándose) ¡¿Sofía, estás ahí?! Es la causante de todo lo que ha pasado. ¡Qué asco! ¡Perdí una amiga! ¡Sofía! (Mira para todos lados) ¡Ya vas a ver! (levanta amenazante el diario doblado y va hacia la puerta. La abre, observa hacia fuera) No veo nada. Ni nadie. (Sale. Silencio. De pronto se sienten ruidos, golpes. Silencio. Vuelve asustado, con el diario en la mano, agarrándose el rostro) ¡Es un monstruo! ¡Me quiere matar! (Acerca la cara a la puerta) ¡¡¡¡No vas a poder!!!! Yo no soy la mosca esa... ¡Tenés que tener un poco
más de respeto! ¡Mierda! ¡Me dolió! (Se mira en el espejo) ¡¿Y ahora qué hago?! (Se refugia en un rincón, sentado sobre sus rodillas) ¡¿Qué decís?! ¡No, no voy! ¡Por más que me digas cosas dulces! ¡No! Te aprovechaste de la oscuridad... Ay, me duele... (Se toca la frente) Es raro sentirse en esta posición. ¡No vas a poder conmigo! (Salta y se acerca a la puerta, va y viene) No, no salgo de este baño... Ya me alcanzó. Ya sé que algún día voy a tener que salir, ya lo sé... Pero no es forma de tratar a quien uno quiere. ¿Yo qué te hice? Esta es mi casa, además. Bueno, las cosas que dije hace un rato fueron... Estaba hablando con... ¡No lo vas a entender! ¿Además, quién no las dice? ¡Me quisiste matar, Sofía! ¡No, no era broma! ¡No te rías! (Para sí) ¡Y todavía se ríe! Yo sé distinguir tus bromas de las que no lo son... No, no puedo confiar más en ti. ¡Basta...! (Se acerca amenazante a la puerta con el diario oculto en la espalda) ¡¿Qué decís?! Yo no te debo nada. Si estuviste a mi lado fue porque quisiste. Siempre me pediste que te dejara estar a mi lado. Y yo estuve porque quise. (Se mira en el espejo) ¡Me duele! ¡¿Oíste?, me duele! No, no voy nada. Hace tiempo que no me hacés caricias. Ya no te creo. No. No voy. (Duda) No. No salgo. (Para sí) ¿Qué hago? No voy a estar todo el tiempo acá... Está bien. (Le habla a Sofía) Pero no voy a permitir que... (Sale. Silencio. Luego, se sienten golpes, gritos. Cae en el baño, empujado) ¡Ay, bestia...! ¡Ay, me duele...! ¡¿Qué te pasa?! ¿Para qué me llamás, entonces? (Se arrastra por el piso) ¡Es un abuso! ¡Es mi casa! ¡No puedo quedarme a vivir en el baño! ¡Voy a necesitar comer! (Escucha y le responde) ¡Cómo voy a comer donde meo y cago! Dejá que te distraigas... ¡vas a ver! (bien bajito) ¡Tengo que llamar a alguien para que me ayude! ¡Se volvió loca! (Golpea las paredes) ¿Alguien me escucha? ¿Vecinos, alguien me escucha? (Se da vuelta rápidamente y queda paralizado) ¡¿Qué dijiste?! ¡No, aquí no vas a entrar, Sofía! (Se refugia al costado del inodoro. Mantiene en la mano el diario doblado. De pronto, se cierra la puerta) ¡¡¡¡NNNOOOO!!! (Salta y corre hacia allí) ¡Me encerró! ¡Me encerró! ¡Es mi casa, ¿oíste? Es mi casa! ¡¿Qué hago?! ¡Sofía, ¡estás loca?! (Escucha) ¡No, no quiero! ¡Le voy a dar afecto a quien yo quiera! ¡¿Sofía?! Dejemos esta locura... Siempre nos hemos querido, ¿no? Entonces, ¿cómo me vas a pegar? ¡Abríme, Sofía! ¡Me viene claustrofobia! ¡Me estoy ahogando! (Se agarra el cuello. Se cae y se arrastra) ¡Me falta el aire! ¡Sofía! ¿Qué? (Escucha) Sí, sí, soy tuyo, solo tuyo, pero dejame salir, Sofía... Si me muero ya no te sirvo para estar a tu lado... (Llora) Me estoy muriendo, Sofía... (Salta y va contra la puerta) ¡La puta que te parió, Sofía! (Golpea) ¡Dejame salir, dejame salir! (Va a la otra parte del baño) Tengo que pensar algo, tengo que pensar algo... Tengo que llamar a la policía... ¿Pero cómo hago? Tengo que llegar al teléfono... (Se abre la puerta, despacio. Queda estático) ¿Sofía? (Se acerca lentamente, con el diario arrollado en la mano) Debo ser muy cauto. ¿Estás ahí? ¿Para qué me abrió? ¿Para dejarme salir? ¿Para matarme? ¿Sofía? Ah, estás ahí... (Mira hacia fuera) ¿Ya está? ¿Era una broma? Yo también te quiero mucho... (Sale lentamente soltando el diario y abriendo los brazos. Se escucha lo siguiente) ¡¡¡¡No!!!! ¡¿Qué hacés, Sofía!? ¿No, el brazo, no! ¡Ay, no, ay, me lo quebraste, ay, no puedo más de dolor! ¡No, dejame, no, mi pierna, no! ¡No, no me voy a ir de tu lado! ¡Te juro que no! ¡No, no me la saques de lugar, nooooooo, ayyyyyyyyy...! ¡No puedo caminar, no puedo, ay, no, la otra, no....! ¡¡¡Noooooooo, ayyyy, me quebraste las dos piernas, y mi brazo!!! ¡¡¡No, no, el otro no...!!! ¡¡¡Nooooooooooo, me muero de dolor....!!! ¡Sofía, ¿qué estás haciendo? ¡¿Te volviste loca?! ¡Ay, dios mío, un médico! ¡Está loca! ¡Ay, no me puedo mover! (llora) ¡Sofía, no me puedo mover...! ¡Un médico, necesito un médico...! ¡Socorro! ¡Ay, no puedo más, no puedo más...! ¡No te vayas, no, no me dejes! ¡Sofía, por favor, no me puedo mover! ¡No me dejes solo! ¡No...! (Se siente una puerta que se cierra. Llora) ¡No me puedo mover, no me puedo mover! (Se siente el cuerpo que intenta saltar)
(Se apagan las luces)
Andrés Caro Berta