Cuando leí en el diario la noticia, no quise creerlo. Cuando señalaba su edad, tampoco quise creerlo. ¿Tanto tiempo había pasado? ¿Aquella hermosura ya tenía setenta y tres años?... Entonces, nosotros… 

 

 

Psic. Andrés Caro Berta

Miembro de la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay / Fipresci

www.andrescaroberta.com

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

 

 

Lo que ocurre es que el cine preserva una imagen que perdura y que queda instaurada en nuestra memoria como una fotografía. Lo mismo ocurre con otros íconos como Brigitte Bardot, Gina Lolobrigida, Sofía Loren…

 

Es bueno entonces aceptar el pase de los años (los nuestros también) y aceptar la realidad. La finitud.

 

(Leía días atrás en Cambio una información que me impactó y que tenía que ver con cómo encontraron a Marilyn Monroe quienes la recogieron de su apartamento, y se me erizó la piel. Aquella mujer que conmovió a toda una generación usaba dentadura postiza, entre otras prótesis…)

 

Para los espectadores de los 70, especialmente los uruguayos fue un período de mucho cine italiano. 

Eso permitió conocer a los grandes actores de esa nacionalidad, que además formaron una generación de comediantes, inigualable.

Basta recordar a Victorio Gassman, Alberto Sordi, Nino Manfredi, Marcelo Mastroianni entre tantos otros. Y por supuesto, aquellas divas que mencioné anteriormente, entre las que estuvo quizás en un plano un poco menor, Laura Antonelli.

 

Ella en realidad se llamaba Laura Antonaz, y había nacido en lo que es hoy Croacia, en un pueblito llamado Pola un 28 de noviembre de 1941

Este 22 de junio se despedía de la vida.

 

Como decía anteriormente, la pantalla lo que muestra son estereotipos, y uno imagina que la vida de los actores y actrices es plena de felicidad y riquezas, algo como la Dolce Vitta.

 

Sin embargo, la realidad lejos de las luces y los proyectores es muy distinta.

 

De una sexy star en esa década, su carrera culminó en películas mediocres y finalmente el abandono de la cinematografía, enredada en drogas, depresión y soledad.

 

Eso se dio en 1991 cuando en su villa encontraron las autoridades policiales 36 gramos de cocaína.

 

Desde ese momento, la vida fue acabando para Laura Antonelli. Fue condenada ese año a tres años y seis meses de cárcel por tráfico de droga. Luego, la corte de apelaciones la absolvió diez años después, cuando se reconoció que era adicta pero no traficante.

Sumado a los problemas judiciales, una cirugía plástica mal realizada le impidió al retorno a la pantalla, ya que quedó desfigurada.

 

Lo que era un buen proyecto con la película Malicia 2000 desapareció. Así, pasaron los siguientes años solicitando una indemnización por el daño a su rostro. Para colmo de males, la operación le generó una alergia que le provocó nuevas deformaciones.

 

Internada por depresión y drogas, sola, en un estado de pobreza muy grande, sus últimos años fueron de una gran soledad y tristeza.

 

El actor Lino Banfí, compañero en varias comedias contaba que desde hacía treinta años sólo escuchaba una emisora religiosa, Radio María.

 

Finalmente, fue encontrada muerta en su casa de Ladispoli, cerca de Roma, y se ha dicho que falleció de un infarto. 

 

Su primer trabajo fue de educadora escolar. Luego comenzó a actuar en una serie de televisión llamada Carosello.

 

Comenzó en cine en la película Le sedicenni, (Los dieciséis) dirigida por Luigi Petrini. 

 

Le siguieron Spie vengono dal semifreddo (1966), Scusi, lei è favorevole o contrario? (1967), La rivoluzione sessuale (1968) y Satyricon (1968) de Fellini, basada libremente en el libro de Petronio. Allí, la actriz ni figuraba en los créditos.

 

Luego de tres películas en 1969, llegaron los 70, y allí Laura Antonelli pasó a ser un símbolo sexual. En esa década filmó veintiún filme, muchos de los cuales quedan en nuestro recuerdo. 

 

Por ejemplo, en Malizia (1973) con dirección de Samperi. Allí, al morir la dueña de casa, entra ella a trabajar y se establece un revuelo de los hombres de la familia, incluido un adolescente, quien se enamora perdidamente de ella. Esta joyita del cine erótico luego se intentó repetir en Malizia 2000, con el mismo director, pero fue un verdadero fracaso por tratarse de una película pésima en todo sentido, donde la continuación de la historia iniciada en 1973 fue de un tratamiento burdo, mal dirigida y mal actuada, y significó, como decía anteriormente, en el final para Antonelli.

 

Tres años antes, en 1970 participó de Cabalgando al infierno, dirigida por Vic Morrow, y actuada por James Garner y Dennis Weaver. Se trató de un violento filme de cowboys, producido por Dino de Laurentis.

 

En 1973 integró el elenco de Pecatto Veniale o Me gusta mi cuñada., también dirigida por Samperi. Nuevamente hay adolescentes que fantasean con relaciones sexuales y Sandro tiene sexo con la ama de llaves de su padre, quien luego se convierte en su madrastra.

 

En la década de los 80 filmó trece películas, cada una de ellas más mala que la anterior.

 

 

Como decía antes, lo único que realizó en los 90 fue Malizia 2000 (1992), fracaso total.

 

Su última actuación, en papel secundario, fue en la serie televisiva Disperatamente Giulia.

 

 

Quedará en nuestro recuerdo aquellas imágenes cargadas de erotismo, de su cuerpo deseado por el adolescente de Malizia…

 

You have no rights to post comments